El uso del chupete
Entre los beneficios más reconocidos y valorados del chupete se encuentra el efecto tranquilizante que produce su succión. Esto, sin embargo, no debe confundir a los padres, haciéndoles creer que el chupete es un recurso “antillanto”: el niño debe llorar, porque es su forma de comunicarse, y sus demandas deben atenderse cogiéndole en brazos, meciéndole o hablándole de forma suave y cariñosa
Por regla general el chupete no debe ser ofrecido a los niños antes de los quince días de vida, a fin de no viciar la técnica de succión del bebé en su ejercicio de lactancia mamaria.
Uno de los principales argumentos contra el chupete es el riesgo de padecer malformaciones en la dentición debido a uso prolongado, pero es ahí donde los padres deben intervenir para eliminar el hábito. También, un riesgo habitual es la posibilidad de sufrir accidentes infantiles, debidos no tanto al chupete como a accesorios como cadenas o piezas de adorno
Teniendo en cuenta estas ventajas y permaneciendo vigilantes ante los posibles inconvenientes, en principio no hay ningún problema en el empleo de chupetes, siempre y cuando su uso no se prolongue más allá del año. Entre el primer y segundo año de vida es buen momento para eliminar el chupete.